Está claro que los coches pueden ser la inspiración perfecta a partir de la cual dar rienda suelta a la imaginación y crear los diseños más especiales.
Algunas veces es la arquitectura quien transforma sus sugerentes volumetrías para acoger a los “habitantes de cuatro ruedas” más queridos de la casa:
Otra veces, son los mismos
coches quienes
conviven con el resto de la familia en espacios en los que nunca hubiéramos imaginado encontrar un automóvil. Con casos tan llamativos como éste, queda claro que el
amor a los coches y las
inspiraciones que de ellos surgen pueden llegar a límites sorprendentes.
La marca de relojes Tudor es un ejemplo más de que los coches más deseados pueden dar lugar a los diseños más atractivos y especiales. Es el caso de su colección Tudor 2010 para cuya creación, la prestigiosa firma suiza se ha inspirado en las sugerentes formas y el espíritu fuerte y deportivo de los míticos Porsche:
De la misma firma forma que en un Porsche la precisión de la
ingeniería, la aerodinámica, la
potencia y los más selectos
detalles se aúnan para dar lugar a la máquina que siempre quisimos poder guiar sobre el asfalto, con esta colaboración especial,
Tudor pretende trasladar todos estos aspectos hasta nuestra muñeca adaptando todos los valores Porsche a la precisa técnica relojera.
Tradición, técnica, innovación, elegancia, precisión, fuerza y carácter deportivo, cualidades habitualmente reservadas a unos pocos privilegiados, llegan al plano del
lujo accesible gracias la colección de relojes
Tudor 2010.
¿Quién dijo que lo mejor del automovilismo debía disfrutarse únicamente sobre el asfalto?
Sponsored Post